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Es curiosidad, es camino

“Agotad antes todas las locuras: así se llega a la tierra de la sabiduría” (Ludwig Börne)

Nos contaba MJ hoy, en nuestra comida de chicas, lo fascinante que le había resultado la exposición que vio el otro día. Inmediatamente, despertó en mí la inquietud de cómo hacer un hueco este finde para poder disfrutarla. Soy curiosa sin remedio, siempre con ganas de descubrir cosas nuevas, de sorprenderme, receptiva al entorno, a diferentes ideas y a otras sensaciones…al fin y al cabo, la curiosidad nos lleva por nuevos caminos y eso siempre es la promesa de mil historias desconocidas, de mil puertas hacia mundos inéditos.

La curiosidad viene acompañada de pasión, de un poquito de locura. no puede ser más bonita la frase de Ludwig Börne que abre este post, “Agotad antes todas las locuras: así se llega a la tierra de la sabiduría”.

La curiosa no se fuerza, se despierta. La curiosidad se cultiva, se alimenta de la lectura, de la reflexión, de la observación, de la memoria, de hacer cosas distintas, de ampliar horizontes de querer probarlo todo, de saber más, de experimentar. La curiosidad es valiosa porque mantiene nuestra mente activa, abierta, nos permite innovar y aporta frescura a nuestra vida. Es uno de los pilares del aprendizaje, junto a la actualización y al pensamiento crítico. La curiosidad impulsa el placer por conocer, por comprender, por descubrir, para seguir mirando el mundo de forma diferente. sin respuestas para casi nada pero con preguntas para casi todo.

El primer regalo de este post es la recomendación de un libro de Mario Livio, ¿Por qué?. Qué nos hace curiosos. Todo es interesante si profundizas lo suficiente. Me encantó.

El segundo, cinco recomendaciones para despertar la curiosidad según Daniell Wallen:

1. Elimina el aburrimiento de tu vocabulario

2. Busca lo positivo en todas las situaciones

3. Cuestionátelo todo

4. Haz cosas distintas

5. Conquista el miedo

Seamos curiosos...muy, muy curiosos. Observemos todo con frescura, imaginemos, aprendamos con ganas, recuperemos la curiosidad de los niños, libre, auténtica, espontánea...¿te apetece?. “No tengo talentos especiales. Solo que soy apasionadamente curioso” (Albert Einstein)

Todos los besos

Pluviofilia: amor por la lluvia del que encuentra paz y felicidad mientras llueve

“La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable”

(Federico García Lorca)

Ya no tiene remedio…estoy empapada, he hecho todo lo posible para evitarlo, para ponerme a resguardo, he estado intentando evitarla hasta ese momento en el que empecé a darme cuenta de que es inútil y decidí que ya daba igual mojarme...No sé si es porque he llegado a casa calada hasta los huesos pero siento una pereza enorme de cargar, mañana todo el día, con mi gabardina, el gorro de lluvia y mi paraguas. El paraguas me lo regaló Ulrike y ella es una experta en ellos y en lluvias porque no hay lluvia más bonita que la de Santiago.

Sigue lloviendo. Hoy ha llovido ininterrumpidamente desde bien temprano. Después de tantos días seguidos de lluvia sin ver el sol, echo de menos la luz…Cierto me que gustan los juegos de las nubes oscuras, los reflejos en los charcos, o la sensación cuando sabes con certeza que va a llover…pero estoy saturada de gris, de que siga lloviendo.

A ver…pensemos, ¿cómo ver el lado positivo de tanta lluvia durante tantos días?…quizá el olor, ese olor de la lluvia empapando la tierra que nos despierta recuerdos y asociamos a sensaciones bonitas (lo llaman petricor)…quizá las tormentas, la lluvia repentina que descarga con violencia y que termina en calma…o atrincherarse en casa con ese libro pendiente, con una maratón de películas o haciendo un buen bizcocho...mientras llueve fuera. Esta noche sigue lloviendo con fuerza, no cesa el golpeteo en la ventana que calma y casi hechiza. Lo cierto es ese sonido siempre me hace cerrar los ojos.

El primer regalo de este post es un corto precioso de Pixar, The blue umbrella…si tienes 4 minutos no te lo pierdas.

El segundo es una canción, Sunday rainy days, de Lost children. Sube los altavoces y, disfrútala.

Dime, ¿te gusta la lluvia? “Con lluvia este camino sería otro camino, este bosque otro bosque” (Patrick Rothfuss)

Todos los besos

Cuando lo frágil se hace bello y fuerte…

“El sabio no se sienta a lamentarse, se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho”

(William Shakespeare)

Ayer, cuando conversaba contigo, dijiste “sabes que el daño no se puede reparar”…y, esas palabras, han dado pie a este post.

¿No se puede?...creo que lo que distingue a una buena relación es la capacidad de reparar, de enmendar, de corregir, de remediar el daño hecho. Saber decir lo siento, me he equivocado…¿hablamos de ello? y, todo eso, hacerlo de forma sostenida, sin dejar pasar las cosas después de "cada vez". Importa el cómo reparar pero, sobre todo, el momento de hacerlo y éste es siempre, lo antes posible. Es mucho más complicado encontrar una solución si, conscientes del daño, no lo remediamos enseguida.

Cuando los japoneses reparan objetos rotos (kintsukuroi), enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Ellos creen que, cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, éstos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza.

La vida está repleta de grietas, de momentos en los que nos rompemos, de fracasos, de desengaños, de pérdidas. A veces hacemos daño, a veces nos lo hacen…Cuando algo valioso se quiebra, podemos elegir ponernos manos a la obra para repararlo de inmediato. La prueba de la fragilidad de una relación y su capacidad para recuperarse es lo que la hace más hermosa. ¿Difícil hacerlo?, ¡sin duda! requiere estar atento, ser conscientes de lo que ha ocurrido, conocerse, saber cómo usar nuestros puntos fuertes, aprender a escuchar a quiénes pueden ayudarte, recoger los trozos rotos y recomponerlos con cuidado y delicadeza. No hay reparación sin paciencia; en el kintsukuroi, el proceso de secado es determinante y puede llevar semanas e incluso meses. Es lo que garantiza la cohesión y la durabilidad.

QUERER reparar lo que nos rompieron o que rompimos…cuánto antes...es el desafío . Rotos y nuevos, únicos, irreemplazables, así somos…“El mundo nos rompe a todos, y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas” (Ernest Hemingway)

Todos los besos

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