Un abrazo, el gesto que contiene las palabras más bellas del mundo: “aquí estoy”… “todo pasará”… “no te preocupes”…un gesto tan antiguo como la humanidad y que significa mucho más que el encuentro de dos cuerpos. Nos encanta recibir esa pequeña dosis de cariño y de energía; pero,¿por qué nos ayuda tanto un abrazo?. Un abrazo nos hace sentir bien, alivia la soledad, ayuda a superar el miedo, mejora la autoestima, alivia tensiones,  proporciona seguridad y confianza y acaricia el corazón.

Paulo Coelho, en Aleph, escribe: "Un abrazo quiere decir: no me amenazas, no tengo miedo de estar tan cerca, puedo relajarme, sentirme en casa, estoy protegido y alguien me comprende. Dice la tradición que, cada vez que abrazamos de verdad a ganamos un día de vida." Ahora sabemos también que las personas que abrazan envejecen más despacio, incluso algunas publicaciones señalan que necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer.

Elsa Punset, en su libro Una mochila para el universo, afirma que un buen abrazo tiene que durar al menos seis segundos para que pueda consolidarse el proceso químico correspondiente en el cerebro. Se puede abrazar el cuerpo entero, frente a frente, o de lado, por la espalda… (https://www.youtube.com/watch?v=51KklZdKfXI)

Aunque realmente, lo importante es que tenemos que mirarnos y conectar antes de abrazarnos, conectarse sin emoción es como no estar conectado. Un abrazo nos permite “decir cosas” cuando no tenemos palabras. Nos cruzamos, nuestros ojos se encuentran y nos abrazamos y en ese gesto, todo el pasado pierde importancia y sólo existe ese instante y la certeza absoluta de que podemos confiar…
Resulta asombroso dejar de de lado lo que nos separa para conectar realmente con el otro…las caricias, las palabras, las miradas, los abrazos aportan consuelo, alivio, ternura, atención, afecto, nos transforman y nos hacen sentir mejor…MAGIA…

En 2004, Juan Mann (seudónimo cuya fonética coincide con one man, "un hombre") regresa a Australia. Allí, el sentimiento de soledad comienza a invadirlo, sus padres acababan de divorciarse, se había separado de su prometida y su abuela había fallecido. Para animarse acude a una fiesta, donde una desconocida le regala un abrazo. Tiempo después, en una de las pocas entrevistas que hay de este personaje, describía así ese momento "me sentí como un rey, fue lo mejor que me ha pasado nunca”. Con esa sensación, un 30 de junio, decidió salir a repartir abrazos a la gente que caminaba por Pitt Mall Street en Sídney.

En esa calle, conoció a Shimon Moore, quien grabó al protagonista abrazando y el intento frustrado de la policía de prohibir los abrazos gratis. Sería ese video alojado en YouTube, el que llevaría una simple actitud a transformarse en todo un movimiento a nivel mundial, conocido como Free Hugs Campaign. Actualmente, el movimiento continúa por todo el mundo y existen centenares de vídeos creados por los “abrazadores” que simplemente pretenden compartir sus experiencias con más gente.
Además, lo mejor que tiene un abrazo es el beneficio de un abrazo es recíproco,  no puedes dar uno sin recibirlo.
Así que…por favor, abrázame,…me gustan los abrazos, en los que sin querer, se te cierran los ojos.
Todos los besos


Las palabras son MAGIA. Transforman el mundo porque, al igual que los pensamientos, producen emociones, en quien las dice y en quien las escucha.
Con las palabras, podemos ayudar a alguien, hacerle sentir bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación …también podemos destruir su autoestima, sus esperanzas o hacerle daño. Las palabras marcan la diferencia entre el encuentro y la distancia, éste es su gran poder.

Elegir la palabra adecuada en cada momento constituye una decisión mucho más importante de lo que puede parecer a simple vista. Es un ejercicio de consciencia y responsabilidad. El impacto de las palabras se produce en un instante y es sorprendentemente duradero. El psicólogo Richard Wiseman ha comprobado que, con frecuencia, los fallos de entendimiento se producen porque lo que una persona dice tiene poco que ver con lo que la otra escucha  y ha calculado que son necesarios cinco halagos para compensar el daño que produce una palabra dicha con inquina en la autoestima de quien la recibe.

Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado. Al fin y al cabo, como afirma Gary Chapman, las palabras son una de las cinco formas básicas en las que expresamos y recibimos amor. A ese uso cuidadoso, también se suma  el médico mexicano Miguel Ruiz que, en su ensayo Los cuatro acuerdos,  propone la puesta en práctica de cuatro principios para conseguir el equilibrio interior que lleva a la felicidad; el primero de ellos,  “sé impecable con la palabra”.

Y mientras no se invente un nuevo método de comunicación, tendremos que usar las palabras aunque a veces sean demasiado pobres para describir lo que sentimos. El escritor húngaro, Sándor Márai escribe un fragmento precioso sobre ellas en El último encuentro:

“¿Qué las palabras no tienen importancia?
Yo no me atrevería a afirmarlo con tanta seguridad. A veces creo que muchas cosas, que todo depende de las palabras. De las palabras que uno dice a su debido tiempo, o de las que se calla, o de las que escribe”.

Tampoco descuidemos lo que comunicamos de forma silenciosa porque existe un lenguaje que va más allá de las palabras.
"Tú dices que amas la lluvia, sin embargo usas un paraguas cuando llueve.
Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas una sombra cuando el sol brilla.
Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando el viento sopla.
Por eso es que tengo miedo cuando dices que me amas"

Este poema que unos atribuyen a Shakespeare, otros a Bob Marley y otros al poeta turco Qyazzirah Syeikh Ariffin nos invita a que nuestras palabras acompañen a nuestras acciones para que nuestro mensaje sea coherente.
http://www.notbyshakespeare.com/2011/10/19/you-say-that-you-love-rain-but-you-open-your-umbrella-when-it-rains/

Todos los besos
Una idea para superar el lunes porque vencido el lunes, vencida la semana: escucha esa canción que tan buen rollo te da y hace que te pongas las pilas…

The Lumineers es una banda estadounidense de folk rock originaria de Denver, Colorado. Sus integrantes son Wesley Schultz, Jeremiah Fraites y Neyla Pekarek…¡¡¡Sube los altavoces y canta!!!...es para ti.


“Empieza algo nuevo”…me dijo…empieza algo distinto, agradable, simple, posible y muy próximo…algo que te haga ilusión y puedas hacer hoy…a ser posible…algo diferente…
Como en el nuevo anuncio de Ikea…¿Lo has visto?...Lo busqué rápidamente y…


Un anciano pasa las horas muertas en el parque, paseando por los mismos lugares, dando de comer a las palomas, en el mismo banco, con la misma gente... A lo largo del anuncio (puedes ver una versión de 45" en televisión y otra de 120'' en Youtube), el anciano cambia completamente su rutina diaria, saca su espíritu aventurero y va descubriendo el mundo, acompañado siempre de una silla roja.
El mensaje, como el que me envió mi amigo en esos días de tormenta, es sencillo, claro y muy positivo. Es la metáfora, cargada de optimismo y frescura de cómo, mediante pequeños o grandes cambios, se pueden hacer cosas ilusionantes y prometedoras.
Empieza algo nuevo… Todos tenemos un banco, una rutina, que no nos llena. Podemos resistirnos y empeñarnos en seguir ahí o buscarnos otra silla  para empezar algo nuevo, sin ponernos límites. Como dice la campaña, a veces sólo necesitamos un pequeño detalle para marcar la diferencia y que nuestra vida tome un nuevo rumbo.
Pasemos a la acción, cambiemos, empecemos cosas nuevas, grandes o pequeñas, hagamos algo diferente. El más pequeño de los cambios puede ayudarnos a hacer ese giro.
El experto en pensamiento innovador, Seth Godin (http://www.sethgodin.com/sg/)  en su libro “¡Hazlo!” nos transmite un mensaje poderoso: ”La innovación es misteriosa. La inspiración es, en gran parte, impredecible. Cuando la costumbre de empezar se arraiga y te conviertes en un iniciador, en el centro del círculo, cada vez encontrarás más cosas en las que fijarte y más proyectos que iniciar. El impulso aumenta y cada vez se te da mejor generarlo. Si te metes en la cama por la noche con la certeza de que la gente espera que te pases el día siguiente iniciando cosas, te despertarás con una lista. Y a medida que la gente que te rodea adopte también la costumbre de conectar, mejorar e ir más allá, los beneficios serán evidentes. Esta idea tan prosaica, el simple acto de empezar, es en realidad profundamente transformadora”.
Así de simple: ¿guieres empezar algo nuevo?. Hazlo.
No sé si este blog será algo grande o pequeño… ¡lo que importa es que es algo nuevo que empieza hoy! 
“Con amor y paciencia, nada es imposible” DAISAKU IKEDA
Todos los besos