Serenidad: def. estado apacible, sosegado, sin turbación física o moral… (RAE)
Como cualquier persona, a veces lloro. Todos sufrimos, está claro. El sufrimiento es algo inherente a la vida. Existe, está ahí. Rosa Montero escribe: “No hay vida sin su cuota de sufrimiento”. Lo que nos diferencia es cómo interpretamos ese sufrimiento y, sobre todo, cómo lo gestionamos. Por eso, hay que aprender a sufrir para sufrir menos.
El sufrimiento puede acercarnos o alejarnos de los demás. Como pensamos que somos el centro del universo, creemos que son los demás los que tienen que preocuparse por nosotros y, si no lo hacen como quisiéramos, no somos capaces de pensar que quizá ellos también sufren o, simplemente, que en ese momento no pueden. Sufrir nos vuelve más humanos y también más lúcidos. Muchas veces no se trata de entender, se trata de sentir…”Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior” (Frida Kahlo).
Cuando aceptamos el sufrimiento lo miramos a la cara, empezamos a actuar para solucionar el problema, Hay que aceptarlo y dejarle espacio, no dejar que se desborde. Lo que ha de alertarnos es su desproporción o la cronicidad. “Acuérdate en adelante, cada vez que algo te contriste de recurrir a esta máxima: que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha” (Marco Aurelio).
Interpretar que el sufrimiento es algo natural puede proporcionarnos mucha serenidad. Dalai Lama: “ Si consideramos que el sufrimiento es algo antinatural, acabaremos queriendo buscar un culpable”. El fraile alemán Thomas de Kempis decía que “La serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella”. “Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo” (Echkart Tolle).
Cuentan que el filósofo inglés Bertrand Russell, en una conferencia que estaba dando, utilizó una recomendación que se atribuye a San Francisco de Asís y que es una regla infalible para alcanzar la paz interior: “Deberíamos pedir al cielo sólo tres cosas: SERENIDAD suficiente para aceptar todo lo que no podemos cambiar; CORAJE para cambiar aquello que se pueda e SABIDURÍA suficiente para apreciar la diferencia”.
Los regalos de este post…
Decálogo de la serenidad (Juan XXIII)
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
El segundo es un poema de Blas de Otero, Serenidad,…
Serenidad, seamos siempre buenos
amigos. Caminemos reposada-
mente. La frente siempre sosegada
y siempre sosegada el alma. Menos
mal que bebí de tus venenos,
inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
música suena de acordes serenos.
No moverán la hoja sostenida
con mis dedos, a contra firmamento
en medio del camino de mi vida.
Vísteme de hermosura el pensamiento,
serenidad, perennemente unida
al árbol de mi vida a contra viento.
amigos. Caminemos reposada-
mente. La frente siempre sosegada
y siempre sosegada el alma. Menos
mal que bebí de tus venenos,
inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
música suena de acordes serenos.
No moverán la hoja sostenida
con mis dedos, a contra firmamento
en medio del camino de mi vida.
Vísteme de hermosura el pensamiento,
serenidad, perennemente unida
al árbol de mi vida a contra viento.
El tercero…una canción….que me regaló ayer por la tarde un momento sereno, lleno de MAGIA
Todos los besos