La ira o el enfado son reacciones emocionales necesarias. Si las gestionamos bien, pueden darnos fuerzas y motivación para enfrentarnos a situaciones injustas o peligrosas. Si no lo hacemos, cuando ya no aguantamos más, estalla la tormenta, entramos en una escalada emocional que pone el otro a la defensiva y que suele impedir la resolución de los problemas. Dalai Lama dice sobre ella: “La ira es nuestro auténtico enemigo ya que se haya en nuestra mente. La ira no cambia nunca su naturaleza. Siempre hiere y destruye. Y lo que es peor, aniquila nuestras propias fuerzas y energías”.
En el episodio I de La guerra de las galaxias, Yoda le dice a Skywalker: “El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”. Esta película nos regala un mensaje potente: la ira, el odio, la rabia, el enfado, la intolerancia, la insistencia, la irritación, la obsesión, el sarcasmo, el abuso de autoridad, la impaciencia, la falta de perdón.. son sentimientos que tienen un origen común, el miedo.
El Dalai Lama también nos habla sobre ésto: “La ira nace del temor y, éste de un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá cada vez menos temor y, en consecuencia, se sentirá menos frustrado y enojado”. Pedro Calderón De La Barca escribió una frase estupenda sobre la ira y la valentía: “Aunque te aconsejes tarde, mira, oh joven imprudente, que ser con ira valiente no es dejar de ser cobarde” y Madame de Swetchine escribió otro aforismo así: “La fuerza que sacamos del rencor y de la irritación es sólo debilidad”.
Explotamos cuando queremos controlar a otro o cuando nuestras expectativas no se han cumplido. El miedo es una alarma a la que damos la espalda. Cuando esto ocurre necesitamos reflexionar y preguntarnos a qué miedo está atado la tormenta, descubrirlo y actuar sobre él. Ser críticos y no culpar al otro, al entorno o a la luna porque la verdad es que el odio es nuestra reacción. Cada respuesta que damos es una elección consciente. Olvidamos que es así porque nos parece que el odio brota de nuestro interior de forma natural y no es así, somos responsables de nuestra propia ira. Cada vez que nos envuelve la tormenta y nos enfadamos con otra persona, la estamos privando de su derecho a ser lo que ella escoja.
El sufrimiento emocional nos indica que tenemos que cambiar algo en nosotros pero no cambiamos nada. Ignoramos al otro y lo que nos dice y la espiral continúa creciendo. El odio es una emoción que nos destruye y envenena nuestro corazón. Cuando las emociones negativas nos arrastran y nos descontrolan, ocurre lo que Daniel Goleman llama el “secuestro emocional”. Elsa Punset nos lo explica en este vídeo
https://www.youtube.com/watch?v=_3KfUmSrNF4
Pero, entonces,…¿qué hacemos para expresar el enfado y la ira de forma constructiva y razonable? …Ignorar los problemas no hará que desaparezcan, mirar hacia otro lado tampoco, es mejor enfrentarse a ellos con agilidad, cuando aún tienen una proporción manejable. Gestionar de forma positiva la ira implica expresarse con la mayor educación posible, enfocarla hacia su causa original, evitar dispersar la ira hacia otros asuntos no relacionados con la causa inicial, mostrar el deseo consciente de resolver el conflicto y aplicar el sentido común y la lógica en vez de perder el tiempo señalando al otro con el dedo sin mirarnos en el espejo.
¿Hemos agotado todas las vías?, ¿hemos llamado y hemos escuchado los sentimientos del otro?, ¿le hemos machacado con nuestra rabia?...en la mayoría de ocasiones hay algo que podríamos haber hecho, algo que estaba en nuestras manos y que nos hubiera ahorrado todos los rayos y los truenos …También es bueno que nos preguntemos qué hemos hecho, ¿siempre hemos estado ahí?... Seguramente ha habido ocasiones en las que no hemos estado todo lo presentes que nos hubiera gustado. Esta pregunta nos tiene que servir para ponernos en el lugar del otro, entenderle y tratarle, al menos, con la misma indulgencia con la que nos justificamos a nosotros mismos.
Buda decía “Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos”. Así es como en ocasiones, nos vamos distanciando de personas, dañandolas a ellas pero a nuestro corazón con emociones como el odio, el resta y la rabia. Así, que cuando nos envuelve la tormenta, parémonos y pensemos….esta canción de Celine Dion (Because you love me) nos habla de eso….
Todos los besos