No me pidas perdón por WhatsApp

Comunicarse: Descubrir, manifestar o hacer saber algo a alguien (RAE).
Comunicarnos es conectar nuestras historias vitales; la comunicación existe en cada detalle de la vida. No olvidemos que todo comunica y que la comunicación es como el eco: nos devuelve lo que hagamos con ella.
“Siempre te querré J”,  “lo siento pero no t mereces star con alguien como yo, t deseo lo mejor”, “si me lees, ¿por qué no respondes?”, “necesito hablar contigo, llámame”…frases por WhatsApp  que afectan a nuestra relación con las personas que queremos. A veces, a través del WhatsApp,  logramos espacios de intimidad, envíamos mimos,  estamos en contacto constante sin estar delante de otras personas. Hasta ahí todo perfecto, pero tarde o temprano aparecen los problemas  conforme la relación avanza porque  el abuso en el uso de esta aplicación puede hacer estragos en nuestra comunicación: malentendidos, discusiones, desconfianza, diálogos encapsulados, discos rayados, frases repetidas intentando convencer al otro, miles de palabras exponiendo argumentos que concluyen indefectiblemente en que somos nosotros quiénes “debemos” de cambiar algo… se  acabaron las películas juntos o las cenas especiales, porque siempre hay alguien perdido en su Smartphone. 
Antes de llamarnos, nos lo contamos por WhatsApp, es más rápido, más barato y, sobre todo, más fácil que decirlo a la cara…¿si?, ¿seguro?...Siempre, siempre, siempre es mejor mirar a los ojos y escuchar. Está cambiando nuestra forma de comunicarnos y  estamos perdiendo capacidad para comunicarnos cara a cara.
Antes esperábamos una llamada, ahora esperamos un WhatsApp y a veces, hasta se convierte en una obsesión, incluso interpretamos el silencio como rechazo. Estamos “hiperconectados” y esperamos que nos contesten de inmediato olvidándonos de que la disponibilidad de las personas es la base de su autoafirmación. Hemos de saber administrar nuestra conectividad y nuestra privacidad. Vivimos pendientes del peligroso “doble check” que tan sólo implica que el mensaje llegó a nuestro interlocutor no que lo leyó o  la famosa “última hora a la que te conectaste” que genera miles de preguntas tan indiscretas como  ¿por qué a tal hora? ¿con quién hablabas?...
Nos contamos las cosas por WhatsApp y dejamos la vida pasar. La comunicación es vital y la clave está en nosotros, no es la aplicación quién arruina las relaciones. “Siempre hay tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas” (Baltasar Gracián).
Un regalo de este post…un video que no hay que dejar de ver: Yo tb tq o cómo el WhatsApp daña las relaciones…de Dani Cortés:
Y otro que no hay que perderse…Doble check
La información que se comparte por WhatsApp no permite interpretar correctamente una emoción, aunque llenemos nuestro mensaje de emoticonos; es imposible comprender  sin escuchar o sin ver…No hagamos de la pantalla de nuestro Smartphone, nuestro escondite perfecto.

Todos los besos