Gratitud: Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha
hecho o ha querido hacer y, a corresponder a él de alguna manera (RAE)
“No hay deber más necesario que el de dar
las gracias” (Cicerón)
Mañana es el Día de Acción de Gracias, una fiesta en
cuyo origen se celebraba el final de la cosecha. Ahora es una celebración familiar,
tradicional en Estados Unidos, para dar las gracias por todo lo recibido durante el año.
Me parece una fiesta hermosa la de festejar el agradecimiento. En un post de
octubre del año pasado .¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo? ya escribí unas reflexiones sobre dar las gracias y no puedo evitar hacerlo de nuevo cuando se acerca esta fiesta.
La gratitud es más que un
sentimiento, es una actitud de reconocimiento por las cosas que nos suceden.
Agradecer es reconocer,… si no nos damos cuenta, si no apreciamos esos detalles
que ocurren, no podremos reconocerlos y dar las gracias por ellos y es que a
veces, no somos conscientes porque damos por supuesto o porque el orgullo nos hace pensar que lo
merecemos todo. No puede haber gratitud sin humildad. “La gratitud es la alegría de la memoria o el amor a lo que fue” (Epicuro).
Mucho más importante que
dar las gracias, algo que hacemos por educación y cortesía casi de forma
automática, es hacer SENTIR todo
nuestro agradecimiento. Dar las gracias buscando ese gesto que nos acerca y,
sobre todo, sin esperar nada a cambio. Más allá de pronunciar la palabra mágica
tenemos que hacerla sentir, agradecer de forma genuina, agradecer con el alma.
Es fácil dar las gracias
cuando todo sale bien, lo difícil es agradecer en las situaciones complicadas que
nos toca vivir,... cuesta pensar que detrás de cada lágrima, detrás de cada
momento de sufrimiento hay algo que aprender, algo que nos hará más suaves, más
humanos, mejores… “ver lo bueno en lo malo”, aunque tengamos que abrir y cerrar
los ojos varias veces para conseguirlo.
El secreto de la gratitud
está en ser capaces de dar las gracias cada noche por las pequeñas grandes
cosas que nos ha ofrecido el día, un mimo, un piropo, una llamada inesperada,
ese paseo tan bonito, ese recuerdo que da sentido a todo, esa mirada cómplice,
tu caricia casi imperceptible, lo bonito que ha amanecido esta mañana en
Sevilla a pesar de la lluvia, o una canción tan bonita como la del post del
lunes. Celebrar los pequeños detalles de la vida y dar las gracias por las
emociones que nos provocan.
Robert Emmos y Michael
Mc Cullough estudiaron las consecuencias de la gratitud, los sorprendentes
efectos que ser agradecidos tiene en el bienestar físico y emocional. La gratitud
es clave para nuestra felicidad, para nuestro trabajo, para nuestra salud, nuestro
ánimo y nuestra forma de estar en la vida.
El regalo de este post, la recomendación de un libro de Robert Emmos Thanks!
(GRACIAS) que contiene un decálogo para fomentar la práctica de la gratitud:
1.
Escribe
un cuaderno de gratitud, con los momentos inspiradores que la merecen;
2.
Recuerda
lo malo;
3.
Pregúntate
lo que has recibido, lo que has dado y los problemas que has causado;
4.
Aprende
oraciones de gracias;
5.
Atiende
a tus sentidos;
6.
Utiliza
recordatorios visuales;
7.
Haz
reconocimientos públicos de gratitud;
8.
Analiza
tu lenguaje
9.
Utiliza
expresiones faciales de gratitud;
10.
Sé
creativo al agradecer.
El segundo regalo, una
visita a http://www.gratefulness.org/,
la web del hermano David Steindl-Rast, un monje benedictino que ha puesto en
marcha A network for grateful living, una comunidad “para vivir agradecido”.
GRACIAS POR TODO. Pero, si no he
hecho nada. Existes, con eso basta y estás aquí, conmigo, cerquita.
GRACIAS por seguirme y por dedicar
este ratito a leerme. Si no me regalases tu tiempo, no podría disfrutar tanto
cuando escribo cada post. GRACIAS, de corazón.
Todos los besos