Paciencia: Capacidad de padecer o soportar algo sin
alterarse. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho (RAE).
“¿Por qué aguardas con impaciencia las
cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son
necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo” (Amado Nervo)
Nos gusta que las cosas sucedan cuando nosotros queremos y, a
menudo, queremos que sucedan ¡ya! …pero las cosas siempre siguen su ritmo, su
tiempo. Nos centramos en cosas que no dependen de nosotros en vez de adaptarnos
a lo que sucede cuando a veces sólo hay que vivir la experiencia en lugar de
rechazarla, quejarse de ella o intentar cambiarla. “Deseamos ser felices aun cuando vivimos de tal modo que hacemos imposible
la felicidad” (San Agustín). No sabemos esperar y vivir con impaciencia nos
perjudica…“Lo que causa tensión es estar
aquí, queriendo estar allí, o estar en el presente queriendo estar en el
futuro” (Eckhart Tolle).
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud
de quiénes saben sufrir y tolerar las dificultades con fortaleza y sin lamentos. Abu Uthman dijo que “el que tiene paciencia se ha entrenado para
hacer frente a las dificultades”. Ser paciente no es ser pasivo. “La paciencia es la más heroica de las
virtudes, precisamente porque carece de toda presencia de heroísmo” (Giacomo Leopardi) “Paciente no es el que huye del mal, sino el que no se deja arrastrar
por su presencia a un desordenado estado de tristeza. La paciencia preserva al
hombre del peligro de que su espíritu sea quebrantado por la tristeza y pierda
su grandeza” (Tomás de Aquino). Las
personas que tienen paciencia saben esperar con calma.
La paciencia es un músculo que se puede ejercitar. Para
trabajar la paciencia es necesario renunciar al impulso de querer cambiar las
cosas. “La paciencia es una de las
lecciones más difíciles de aprender” escribió Elisabeth Kübler-Ross, en
Lecciones de vida… “Una lección de paciencia es que no siempre
obtenemos lo que deseamos. Tal vez queremos algo en este momento, pero tarda en
llegar, si es que llega. Aun así, siempre conseguimos lo que necesitamos,
aunque no encaje en nuestro esquema mental”.
Una de las formas más efectivas de lidiar con la impaciencia
es diferenciar el círculo de preocupación del círculo de influencia. El primero
incluye todas nuestras preocupaciones,
todas ellas muy dispares, pequeñas, grandes,… incluso algunas que ni siquiera
tienen relación con nosotros. El círculo de la influencia incluye todo aquéllo
sobre lo que podemos hacer algo. Tanto uno como otro pueden aumentar o disminuir.
Lo ideal es que nuestro círculo de influencia crezca mientras que el de
preocupación se reduce. Es mejor no pre-ocuparse y ocuparse (actuar) sobre las
cosas que están bajo nuestro control.
Cuando dejamos de lado las prisas, disfrutamos más de lo que
hacemos en cada momento y fluimos con el ritmo natural de las cosas. Las
dificultades se convierten en oportunidades para hacerlo mejor la próxima vez. “La paciencia está muy infravalorada” escribió
Steve
Wozniac, cofundador de Apple en su libro iWoz, “Aprendí a no
preocuparme tanto por el resultado sino a centrarme en lo que estaba haciendo y
perfeccionar cada paso al máximo antes de pasar al siguiente”. Jon
Kabat Zinn, en su libro El poder
de la atención, escribe: “Tener
paciencia consiste sencillamente en estar totalmente abierto a cada momento,
aceptándolo en su plenitud y sabiendo que, al igual que en el caso de la
mariposa, las cosas se descubren en cuanto les toca”.
La clave de ser pacientes es saber que todo saldrá bien y
confiar en que existe un plan. Aceptar que la vida es sembrar e ir recogiendo
durante el camino y que lo mejor está por llegar. “La paciencia es un árbol de raíces amargas, pero dulces son sus frutos”
(Jean Jacques Rosseau). Tener
paciencia es tener fe, es confiar.
El primer regalo de este post: un video que no te puedes
perder: The marshmallow test, un
experimento que pone a prueba la paciencia de cada niño, su capacidad de
automotivación y su resistencia a la frustración. El experimento concluye que, seguramente,
exista un vínculo entre la respuesta que dan estos niños y lo que harán de
adultos. Los que no aguantan y se comen la golosina, probablemente cuando sean
adultos gestionarán con menos facilidad su frustración, su angustia y el
control de sus impulsos.
El segundo regalo es un fragmento precioso sobre
la paciencia del libro Cartas a un joven
poeta de Rainer María Rilke:
“Te
pido que tengas paciencia con todo aquello sin resolver en tu corazón y que
intentes amar las preguntas como si fueran habitaciones cerradas o libros en
una lengua totalmente desconocida. No busques las respuestas que no se te
pueden dar ahora, porque aún no estás preparado para vivirlas. Y el objetivo
está en vivirlo todo. Vive las preguntas ahora. Quizá entonces, algún día en el futuro, conseguirás gradualmente y
sin darte cuenta vivir tu camino hacia la respuesta”
…Y el tercero, es un cuento cortito...
“Cuenta una historia
que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por el bosque.
Mientras el maestro caminaba distraídamente, silbando y observando los árboles
y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía
nervioso e inquieto. No sabía adónde se dirigían. Harto de esperar, finalmente
el discípulo rompió su silencio y le preguntó: “¿Adónde vamos?”. Y Confucio,
con una amable sonrisa en su rostro, le contestó: “Ya estamos”.
A veces creemos
que la vida nos dice NO y sólo nos dice ESPERA. “Con amor y paciencia, nada es imposible” (Daisaku Ikeda)
Todos los besos