Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra y de
no obrar, por lo que es responsable de sus actos (RAE)
“El alma
libre es rara, pero la identificas cuando la ves, básicamente porque te sientes a gusto, muy a
gusto, cuando estás con ella o cerca de ella.” (Charles Bukowski)
La libertad es uno de los mayores
anhelos humanos. “La libertad está en ser dueños de la propia vida”
(Platón).
La libertad es un valor, sin duda, y también una virtud. Somos verdaderamente
libres cuando comenzamos a comprender verdaderamente quiénes somos. La idea que tenemos sobre nuestra libertad
personal influye en nuestra manera de actuar. La libertad está en el interior; en estado puro, es la capacidad para desprendernos de la aprobación de los
demás, de la atención necesitada, de los aplausos requeridos, de que otras
personas o circunstancias elijan por nosotros. “La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que entierran el cielo y
el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la
vida” (Miguel de Cervantes). La libertad se logra, se conquista, se
merece. “La libertad es como la vida, sólo
la merece quien sabe conquistarla todos los días” (Goethe).
No hay libertad sin responsabilidad. “La libertad es como una cometa que vuela
gracias a que está atada, y esa cuerda que la sujeta es la responsabilidad”
(José
Luis Sampedro). La libertad forma parte de una moneda cuyo reverso es
la responsabilidad, la capacidad de respuesta. Una de las mejores definiciones
de responsabilidad que he encontrado es la de Stephen Covey que alude a
dos conceptos: responder y habilidad. Para él, la responsabilidad es la
habilidad de escoger la respuesta. Si lideramos nuestra vida, reconoceremos
esta responsabilidad sin culpar a los demás, a las circunstancias, a las
condiciones ni a los condicionamientos. La persona responsable es la que da la
respuesta más adecuada, en cada momento, la que asume la dirección de su vida,
la que la lidera. Somos nosotros quienes elegimos la vida que queremos vivir.
Sólo nosotros podemos asumir esta responsabilidad para ser verdaderamente
libres.
Escuchar a la vida, crecer, arriesgarse,
soltar viejas creencias, cargarnos de energía, salir de los límites
imaginarios, experimentar cosas nuevas, vivir con el corazón, descubrir otros
mundos, elevar el espíritu, curar las heridas, despertar, actuar…salir de la
pasividad, cambiar los hábitos que nos limitan, olvidarnos de la inercia y
cambiarla por voluntad, disfrutar de la verdadera libertad interior y vivir de
forma consciente, dejando huella, nunca (nunca, nunca) cicatrices… “Somos
libres de inventarnos a nosotros mismos. Somos libres de ser lo que nos ocurra
ser” (Eduardo Galeano).
El primer regalo de este post es la
recomendación de un libro “Cerebro y
libertad. Los cimientos cerebrales de nuestra capacidad para elegir” de Joaquín
Fuster, Profesor de Neurociencia en UCLA. Un libro excelente que
actualiza las investigaciones sobre los cimientos cerebrales de nuestra
capacidad de elegir.
El segundo regalo, ¡cómo no!...el
discurso de William Wallace antes de la batalla en BRAVEHEART: “Podrán quitarnos la vida, pero no nos
quitarán la libertad”.
Todos los besos