Quietud: Carencia
de movimientos. Sosiego, reposo, descanso (RAE).
“Cuando
pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo.
Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo”
(Eckhart
Tolle)
No sé si ha sido la
vorágine de estas últimas semanas, la música de esta noche o las velas que me
regalaste lo que me ha llevado a escribir sobre la quietud…porque, a cada uno de nosotros,
nos “aquieta” algo…la música, el fuego, las velas, un baño caliente, pasear por la montaña, escuchar el mar…o escribir sobre
la arena…
Nos acostamos agotados y nos
levantamos al día siguiente para hacer más sin parar, para correr más, …Pensamos, soñamos, asociamos ideas, planificamos,
imaginamos y recordamos… nos dejamos llevar por nuestros pensamientos
a veces anárquicos y caprichosos, descontrolados, a veces nocivos, repetitivos, mecánicos, negativos,
innecesarios e incluso destructivos. Nos agotamos dando vueltas a las cosas,
anticipando el futuro, recordando el pasado y dejando de lado lo que estamos
viviendo ahora… Estamos ocupados… en
chino, la palabra ocupado tiene dos partes, una simboliza el corazón, otra la
muerte. Cuando estamos tan ocupados es como si nuestro corazón no tuviera vida. No
está disponible, no tiene tiempo de sentir ni de sentirse. No escucha ni se
escucha. No estamos.
La quietud es necesaria, imprescindible. Es PAZ. Es sosiego, reposo, descanso.
Es un estado en el que somos muy conscientes de lo que está ocurriendo, sin
apegarnos ni dejarnos atrapar por ello porque es en la quietud donde se
despierta la consciencia. La quietud es SER. Nos aporta perspectiva, paciencia,
distancia, concentración, ubicación,… serenidad. Nos ayuda a dar valor a lo
vivido, a discernir entre lo que vale la
pena y lo que no. La quietud es, a veces, la actividad más productiva. “No pienses que no pasa nada, simplemente,
porque no ves tu crecimiento, o no escuchas el zumbido de los motores. Las
grandes cosas crecen en silencio” (Gálatas 6:9).
La quietud es saber
pararse, recogerse en uno mismo,
liberarse de la mente. "Es exigencia de nuestra mente una cierta quietud” San Agustín. Es el silencio
necesario, la calma profunda elegida conscientemente. El sentido de quiénes somos es inseparable de la quietud. Escuchar el
silencio despierta la dimensión de quietud dentro de nosotros porque sólo la quietud
nos permite ser conscientes del silencio El que está considerado El hombre más feliz del mundo, el monje budista Matthieu
Ricard, dice que el silencio interior es parte del camino a la
felicidad. El silencio interior es una conquista, es una práctica estrechamente
vinculada a la actividad espiritual.
“Allí donde reinan la quietud y la meditación, no hay lugar para las
preocupaciones ni para la disipación” Francisco
de Asís.”
El primer
regalo de este post es la re-lectura de Nada es permanente, nada es perfecto, nada es completo Quizás el arte de la vida
esté en comprender y practicar de verdad el Wabi
Sabi. Wabi significa “simpleza,
frescura y quietud”, Sabi significa “la belleza y la
sabiduría que aparece con la edad, con lo vivido”.
El segundo...una promesa...prométeme que
hoy te regalarás algo que te aquiete…un paseo, un baño de espuma, un libro
nocturno, …un disfrute pequeño ...prométemelo...
Y el tercer regalo…un
haiku de Matsuo Basho,
“Quietud:
los cantos de la cigarra penetran en las rocas”.
Dicen que lo que estamos
buscando, también nos busca a nosotros y que si permanecemos quietos, nos
encontrará.
Todos los besos