Nada tarda tanto en llegar como lo que nunca se empieza



Procrastinar: Diferir, aplazar” (RAE)
Apodérate del día; no confíes en el mañana”
(Horacio)
Cada mañana, la vida nos regala 86.400 segundos…ni uno más ni uno menos…es nuestra responsabilidad invertir cada instante en conseguir lo mejor…en vivir cada día, cada segundo, como un regalo. Voy a contaros en qué consiste el método kaizén o la regla del minuto… “kaizén” en japonés se compone de dos palabras, kai (que significa cambio) y zen (que significa sabiduría). Es una estrategia de crecimiento gradual que consiste en que, cada día, realicemos la misma tarea, a la misma hora, durante un minuto…ésto es, hacer, durante poco tiempo aquéllo que nos da tanta pereza para que sea fácil conseguirlo. Una vez satisfechos con ese minuto, podemos exigirnos cada vez un poquito más (5, 10, 20,…) y, de esta manera conseguir lo que queremos y sentirnos cada vez mejor.

Procrastinamos cuando postergamos lo que deberíamos hacer, cuando no somos capaces de administrar el tiempo de forma realista, cuando no encontramos el momento para hacer lo que nos hemos propuesto, cuando aplazamos tareas necesarias para un futuro que nunca llega. Además, si nos acostumbramos a hacerlo, si sentamos precedente, lo haremos también al día siguiente, y al siguiente, y se convertirá en rutina… “lo haré mañana”, “seguro que tengo un hueco la próxima semana”, “no estoy preparado”…excusas…que aparecen para convencernos de que ahora no es el momento más conveniente para actuar,  distracciones que nos permiten escapar de la responsabilidad y difuminar la importancia del tema pero que no eliminan el asunto de fondo. Posponer es sólo un alivio temporal.

En función de nuestras capacidades, de nuestros recursos, de nuestro tiempo, podemos escoger entre tres posibles respuestas ante una tarea: resolverla, delegarla o rechazarla honestamente. Se trata de aceptar la incomodidad que a veces no causan las tareas que debemos hacer, de ponernos plazos que no vayan hasta el infinito y compartirlos, de fijarnos un horario, haciendo como indica el kaizén, el mismo tipo de actividades en la misma franja horaria, de dividir las tareas porque lo prioritario es más sencillo de abordar si se hace en pasos; de pedir ayuda para alcanzar los objetivos; de evitar distracciones (sí, sí, también las tecnológicas); de aprender a decir no; de dedicar un tiempo al descanso y de premiarse (sí, sí, ...con cada tarea finalizada, con cada meta conseguida). En un mundo en el que hay ilimitadas posibilidades, si no se tienen prioridades, lo fácil es perderse “Sólo avanzan en este mundo aquellos que se centran en una cosa cada vez” (Og Mandino).

El primer regalo de este post es un poema precioso, Ahora de  Malinowski.

Ahora es el momento de hacer lo que más quieres.
No esperes al lunes, ni esperes a mañana.
Que no aumente en ti la caravana
de sueños pisoteados. Ya no esperes.
No reprimas por miedo o cobardía.
No postergues la vida con más muerte,
y no esperes nada más de la suerte
que no hay más que tu tesón y tu energía.

Si tu sueño es hermoso dale forma
como esculpe el arroyo la ribera;
como el viento que vive y se transforma.
Y para que todo resulte a tu manera,
redacta para ti mismo tu norma
y convierte tu otoño en primavera.

El segundo es una canción El mejor momento de Pablo López.

Dime...¿Qué es? ¿pereza, falta de pasión y excesivo perfeccionismo? ...dime...¿qué eliges?¿procrastinar o VIVIR?...Un pequeño cambio puede generar en nosotros una revolución personal que nos acerque a objetivos que hasta ahora nos parecían inalcanzables. ¿Y si le damos a cada minuto y a cada hora el valor que tienen?...“Nada tarda tanto en llegar como lo que nunca se empieza (Émile-Auguste Chartier)...Nihil difficile volenti, nada es difícil si hay voluntad…

Todos los besos