Pero: (conjunción
adversativa) denota que un concepto se contrapone al inmediato anterior (RAE)
“El
hombre tiene el poder de cambiar una condición desfavorable agitando la varita
mágica de sus palabras” (Florence
Scovel Shinn)
A lo largo de la vida, aprendemos el uso y el significado del lenguaje,
lo experimentamos y lo vivimos sin darnos cuenta. Las palabras nos afectan,
para bien o para mal…La Programación Neurolingüística
(PNL)
nos ayuda a conocer y aprender a usar el lenguaje de forma eficiente para conseguir
una comunicación más clara y positiva. En este contexto, algunas palabras se
consideran “peligrosas” por lo que
significan y por el efecto que causan: “no”;
“pero”; “nunca”, “siempre”, generalizaciones
tan determinantes, tan absolutas y, generalmente, tan falsas “Los nunca y los para siempre son palabras
muy largas para una vida tan corta”; los “mañana”, “un día de éstos”,
que no suelen llevar a nada; los “tengo que”, con un significado negativo, asociado con algo desagradable que
nos cuesta trabajo. Nuestras palabras configuran nuestro mundo de realidades. Lo
que decimos nos atrapa.
Sí, pero… sí, pero… frases que no
terminan de abrir el corazón y ponen condiciones. Todos hemos tenido conversaciones llenas de
“peros”, con frases que comenzaban con un propósito o admitiendo algo y seguían
con un “pero” que anulaba lo de después. El impacto de esta conjunción es letal
en el lenguaje. Basta un “pero” para pasar del
entusiasmo o de la esperanza a cerrarse en banda… basta un “pero” para sentirnos
cuestionados, basta un “pero” cuando intentábamos reconocer un daño, estando cerca
la disculpa, para echarlo todo a perder. Un “pero” cuando asumimos una crítica,
significa no sólo que no vamos a cambiar, sino que no sabemos encajarla. “Pero”,
una palabra que nos sirve para incumplir nuestras promesas y no comprometernos,
una palabra que utilizamos como coartada para poner excusas. Cuando recurrimos
a esta conjunción ponemos en cuestión todo nuestro discurso anterior.
Habitualmente, nos quedamos con la última idea en nuestro pensamiento
hasta que otra la desplaza. Nuestra costumbre cuando usamos “pero” en una
frase, es poner la idea “positiva”
primero y después indicar una restricción o “contra-idea” con esta conjunción. El
efecto del “pero” puede atenuar y hasta anular completamente lo positivo de la
idea principal… ¿Y si probamos a decir la idea “negativa” primero y después,
con el “pero”, entregar el mensaje positivo?...¿Y si usamos otras conjunciones
“más suaves” como “sin embargo”, “aunque”, “a pesar”?
El regalo de este post es una frase de la novela El secreto de sus ojos, de
Eduardo
Sacheri, que fue llevada magistralmente al cine por Juan José Campanella y
protagonizada por Ricardo Darín
Con estas ganas y con estos “peros”. Lo que queramos que ocurra no pasará
con la palabra “pero”. “Pero” es resistencia.…Y dime... ¿eres capaz de vivir sin “peros“? …Sin “peros” para vivir…
Todos los besos