DESEAR no es lo mismo que querer. Desear es pretender algo superficialmente,
de forma pasajera, esporádica, momentánea, sin continuidad, es algo presente en
el escenario de los intereses que luego se difumina, desear es propio de la
inmadurez. QUERER
es otra cosa, es determinación, es un esfuerzo concreto que no se
dispersa, un propósito firme, una decisión sólida. Cuando hay madurez se quiere
algo con fundamento y con precisión.
“Desear no es querer. Se desea lo que se sabe que no
dura. Se quiere lo que se sabe que es eterno”
(Rousseau).