Amanecía, y el nuevo sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo


Juan Salvador Gaviota, el placer de explorar nuestros propios límites

"Somos libres de ir donde queramos y de ser lo que somos, la única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad, no hay otra"
(Richard Bach)
Una de las cosas que más me gusta de la casa donde vivimos, es que, de vez en cuando, alguien deja libros en la entrada para que los recojan otros lectores interesados en ellos, que después harán lo mismo. Ahora está de moda y lo llaman bookcrossing, dejar libros en lugares públicos para que los encuentren otras personas, pero esta encantadora práctica que ahora yo disfruto lleva años arraigada en las costumbres de mis vecinos.

Cuando salía ayer por la mañana, habían dejado en el portal varios libros sobre la mesa de la entrada…Ahí estaba Juan Salvador Gaviota, un libro que leí en mi adolescencia y que devoré en una hora esa misma tarde…y una vez más, esta pequeña historia de una gaviota y su aprendizaje sobre la vida y sobre volar, me sorprendió con pequeños descubrimientos: la motivación, el liderazgo, el amor propio y la perseverancia, el coraje de disfrutar del presente, la libertad de elegir nuestro camino desde el corazón, la batalla interior por intentar acariciar nuestros límites con las puntas de las alas, la fuerza de creer, la de amar… la fuerza de nuestra PASIÓN.

Este libro tiene miles de frases para subrayar, el regalo de este post es una de mis preferidas…para ti…


Amanecía y el nuevo sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo (Richard Bach), así comienza Juan Salvador Gaviota. Necesitamos transitar por muchos caminos equivocados y aprender de ellos; todo camino nos completa y nos deja incompletos al mismo tiempo, y es la habilidad para movernos en esa contradicción la que aleja la sensación de vacío que se origina en el sentir de vagar sin rumbo. Lo importante es estar siempre en camino; lo realmente importante es seguir ensayando el vuelo.

Todos los besos