CADA PREGUNTA CONTIENE LA SEMILLA DE LA RESPUESTA
"Quien no pregunta no aprende y quien no aprende no puede crecer como persona"
(Susanna Tamaro)
(Susanna Tamaro)
Poco se sabe del signo de interrogación que utilizamos en nuestras preguntas; sigue envuelto en un aire de misterio. Parece ser que, en la Edad Media, solían escribir la palabra latina questio, que significa pregunta, al final de una frase para indicar que esta lo era. La palabra fue simplificándose poco a poco hasta convertirse en nuestro signo actual.
Las preguntas surgen de nuestra necesidad de descubrir, abren nuevos caminos y encierran ilimitadas oportunidades. Algunas preguntas impulsan avances, otras encauzan conversaciones e incluso, inspiran transformaciones. Nos permiten considerar diferentes perspectivas y explorar nuevas soluciones. No hay preguntas tontas, las preguntas simples, a veces, abren puertas extraordinarias, puertas que casi nunca abrimos.
Saber hacer preguntas es un arte que nos lleva a reflexionar, a replantearnos situaciones o cuestiones y a pasar a la acción. Formular una pregunta precisa y relevante puede llevarnos a la solución de un problema, porque una buena pregunta contiene la semilla de la respuesta. Preguntas que exploran la realidad, las diferentes perspectivas, la evolución de una situación; preguntas sobre nuestras diferencias, sobre nuestras expectativas, sobre determinados comportamientos. Sobre la derrota y la soledad, sobre la lucha y el cambio, el amor y la lealtad, el destino, la sabiduría o el miedo...
Y también preguntas que todos nos hacemos en algún momento ¿quién soy?, ¿adónde voy? y ¿con quién?....preguntas que tras miles de años, siguen vigentes. De cada uno de nosotros depende enfrentarse a ellas sin esquivarlas, con sinceridad, honestidad y transparencia.
El regalo de este post es una frase preciosa de Roberto Bolaño:
"La vida es una secuencia de preguntas que en sí ya contienen la semilla de la respuesta" Gustav Meyrink.
Todos los besos
Las preguntas surgen de nuestra necesidad de descubrir, abren nuevos caminos y encierran ilimitadas oportunidades. Algunas preguntas impulsan avances, otras encauzan conversaciones e incluso, inspiran transformaciones. Nos permiten considerar diferentes perspectivas y explorar nuevas soluciones. No hay preguntas tontas, las preguntas simples, a veces, abren puertas extraordinarias, puertas que casi nunca abrimos.
Saber hacer preguntas es un arte que nos lleva a reflexionar, a replantearnos situaciones o cuestiones y a pasar a la acción. Formular una pregunta precisa y relevante puede llevarnos a la solución de un problema, porque una buena pregunta contiene la semilla de la respuesta. Preguntas que exploran la realidad, las diferentes perspectivas, la evolución de una situación; preguntas sobre nuestras diferencias, sobre nuestras expectativas, sobre determinados comportamientos. Sobre la derrota y la soledad, sobre la lucha y el cambio, el amor y la lealtad, el destino, la sabiduría o el miedo...
Y también preguntas que todos nos hacemos en algún momento ¿quién soy?, ¿adónde voy? y ¿con quién?....preguntas que tras miles de años, siguen vigentes. De cada uno de nosotros depende enfrentarse a ellas sin esquivarlas, con sinceridad, honestidad y transparencia.
El regalo de este post es una frase preciosa de Roberto Bolaño:
"Siempre hay que preguntarse el porqué de nuestras propias preguntas, ¿Y sabes por qué?...Porque nuestras preguntas , al primer descuido, nos dirigen hacia lugares a donde no queremos ir"
"La vida es una secuencia de preguntas que en sí ya contienen la semilla de la respuesta" Gustav Meyrink.
Todos los besos
