Muchas veces, cuando estamos a punto de hacer algo, sentimos que no hemos de hacerlo, vemos sin saber cómo ni porqué algo que nuestra lógica razón no comprende. Es una valoración rápida y precisa, que funciona recopilando todo lo que percibimos sin poder poner palabras. La intuición no reemplaza a la razón ni a la experiencia pero puede sernos muy útil.
Jorge Bucay nos dice “Usa la intuición cuando sea fácil conectarte con ella y usa la disciplina cuando la intuición no se manifieste”. También Paulo Coelho escribe en este sentido: “Es necesario usar la disciplina con intuición y usar la intuición con objetividad. Sin la razón no habríamos llegado hasta aquí. Y también por la intuición. Una de las claves de la vida es saber cuándo uno debe usar la razón y cuándo debe dejarse llevar por la intuición. Porque ambas no es que se lleven siempre mal, pero desde luego no duermen en la misma cama».
La intuición se siente, se escucha, no se piensa; a diferencia del pensamiento lógico racional, procesamos la información de forma inconsciente. La intuición se refiere siempre al momento presente. Las decisiones intuitivas son instantáneas y apenas necesitan energía. Seguir una intuición es “hacerle caso al corazón”.
Eric Rolf afirma que la intuición es el instrumento para interpretar los mensajes que nos manda la vida: “La vida nos habla a cada uno a través de un idioma único y personal. Se trata de un vocabulario que cada uno conoce muy bien, ya que se compone de sus propias experiencias y memorias vistas en forma metafórica: todas las vivencias, ideas y símbolos, todo lo que para uno tiene sentido, forma parte de su vocabulario. Cuando conectamos con nuestra intuición y recordamos algo, que puede ser una imagen, una sensación, un sonido…, no es simplemente un recuerdo o una alucinación, es información.”
También Albert Einstein fue un defensor de la intuición: "La única cosa realmente valiosa es la intuición". En una entrevista realizada en 1930, explicó que intuía que su teoría de la relatividad era cierta y que por eso, no se extrañó cuando otros científicos la confirmaron empíricamente. Decía: "Hay un chispazo en la conciencia, llámese intuición o como se quiera, que trae la solución sin que uno sepa cómo o por qué" .
El proceso de la intuición tiene tres fases: primero, el cerebro recopila datos de la experiencia; luego los procesa de forma inconsciente y automática para, posteriormente, ofrecernos repentinamente el resultado en nuestra consciencia. Si queremos mejorar nuestra intuición, tendremos que optimizar estas tres fases, sin olvidar que la intuición no es una herramienta infalible ni mágica. El cerebro va conectando datos, a veces con datos que están relacionados y otras asocia los que sólo coinciden en el tiempo, pero que no tienen ningún tipo de relación causa-efecto. Nuestra intuición se basa en una asociación inconsciente y, si nuestro cerebro conecta datos que se dan juntos por simple azar, las conclusiones pueden ser nefastas.
Recordemos también que nuestro inconsciente, después de realizar su trabajo, hace que los “pensamientos brillantes” surjan justo cuando estamos más relajados, antes de dormirnos e incluso durmiendo. Por ello, tenemos que escuchar nuestro cuerpo, parar y notar cómo nos sentimos. Jean Shinoda escribe: "Saber cómo elegir el camino del corazón es aprender a seguir la intuición. La lógica puede decirte adónde podría conducirte un camino, pero no puede juzgar si tu corazón estará en él".
Necesitamos alinear razón e intuición. Una intuición segura y frecuente implica un sólido desarrollo personal, intelectual y espiritual, así como madurez e inteligencia emocional…desarrollemos el hábito de parar, reflexionar…en el silencio recuperamos fuerzas, afianzamos ideas y aprendemos a confiar en nuestra intuición...entonces actuamos desde el corazón, nuestras respuestas surgen del amor y de la confianza y no del miedo, de la ira o del rencor. No se trata de actuar por impulsos, que están influidos por emociones pasajeras sino de utilizar la intuición, que surge de la sabiduría interior.
Elsa Punset, en el programa Redes, nos ayuda a sacar provecho de nuestra intuición, así como a distinguirla de errores y falsas asociaciones que nos tiende nuestro cerebro (https://www.youtube.com/watch?v=pd5sH-s9wP4).
No hacer caso a la intuición es como ponerse de espaldas a la vida. Susanna Tamaro en su novela Dónde el corazón te lleve escribe unas palabras con MAGIA que resumen todo ésto: "Cuando ante tí se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con qué respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tú corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve..."
Todos los besos