No está mal ser humilde por las dudas

Humildad: Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento (RAE).
La palabra humildad procede del latín humilis (humus), aquéllo de lo que la naturaleza se desprende y, que a su vez, la fertiliza, la enriquece y la hace crecer.
La expresión sincera de la humildad es signo de fuerza interior y  de lucidez… La humildad es la base de la verdadera grandeza. Para ser grandes, primero tenemos que aprender a ser pequeños, a no pensar que lo que vemos es la única realidad que existe, que sólo lo que nosotros podemos observar o medir es lo que cuenta. La humildad es la capacidad de admitir un error, de pedir ayuda o de pedir perdón.  “Desistir de tener siempre razón y con eso cometer menos errores” (Gandhi).
 Mario Benedetti escribió la frase que sirve de título a este post: “No está mal ser humilde por las dudas y dejar el fulgor para otro día. Aprender es un rito;  una costumbre no le hace mal a nadie ni se olvida. Aprende quién asciende hasta la cresta pero también  quién busca entre las ruinas”. Reconocer nuestras limitaciones e ir aprendiendo, aprender a escuchar, abandonando la fantasía de la omnipotencia. Cuando reconocemos nuestras limitaciones sucede, de pronto, que nuestras capacidades adquieren un nuevo brillo.
Nos obcecamos en defender hasta con agresividad nuestras ideas en lugar de explorar otras formas de ver la realidad. Tengamos también cuidado con la falsa modestia que no deja de ser vanidad hipócrita, “La arrogancia no es delicada, es la complacencia de sí mismo tomando ventaja de los demás” (Samuel Johnson).
La humildad y el coraje nos preparan para afrontar las situaciones difíciles, nos hacen conectar con lo auténtico. Muchas veces olvidamos el valor de lo esencial: saber escuchar recibiendo en silencio, frenando nuestra necesidad de hablar, abriendo nuestro corazón (“Quedarse en silencio no es apenas dejar de hablar, sino educar los oídos para escuchar todo lo que está a nuestro alrededor” (Paulo Coelho); ofrecer una sonrisa auténtica, abierta y sincera, dar las gracias de verdad, regalar gestos de ternura y caricias, pequeños detalles sencillos….regalos humildes, humildad al fin y al cabo… pero de valor incalculable.
Un regalo de este post…el poema de Douglas Malloch, Si no puedes…
Si no puedes ser pino de la cumbre
sé la mata del valle, la más linda
de las matas que van junto al arroyo;
sé el arbusto, si el árbol está arriba.
Si no llegas a arbusto, sé la hierba
que al camino feliz y humilde vista;
de no ser almizcleña, sé la atocha
que entre todas el lago más estima.
Tripulantes, si no los capitanes
que un lugar siempre guárdanos la vida,
hay que hacer cosas grandes y pequeñas,
pero siempre ha de hacerse la más chica.
De no ser el camino, sé el sendero,
si no el sol, sé la estrella que titila,
no busquemos tamaño en la pelea
sino ser el mejor en nuestras filas.  
Seamos humildes, auténticos, enganchemos sin obligar, contagiemos nuestra ilusión y nuestra pasión, llenemos nuestra vida y la de los demás de pequeños detalles…seamos GRANDES ( o trabajemos cada día por serlo).
Todos los besos