Daría la vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

Hablar sin palabras

 “Cierra tu boca mientras tu corazón esté cerrado (Pitágoras).
Cuando hablamos desde dentro, desde el Hara, como dicen los japoneses, nos expresamos de forma auténtica y natural. A veces, herimos con nuestras palabras, dice un proverbio indio “cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que tu silencio”; a veces, no dejamos hablar y otras veces,  sobran las palabras. En esos momentos, lo que necesitamos es un gesto cálido y sincero que nos haga sentir todo el cariño y toda la fuerza de quién lo hace.
En nuestra balanza emocional, no pesa tanto la cantidad como la calidad de lo que hacemos, de esos gestos hacia los demás. Hay relaciones de contacto diario que son  superficiales y hay otras que,  aunque no viven un día a día intenso e incluso pasan por épocas de distanciamiento, tienen mucha profundidad y valor; son relaciones que no se destruyen fácilmente pero que necesitan alimentarse. Es necesario cuidar esos gestos porque hay momentos especiales, muy importantes, en los que tenemos que estar y además con nuestros cinco sentidos, al 100%, porque estar resulta absolutamente trascendente.
Stephen Covey explica el concepto de “cuenta bancaria emocional” aplicada a nuestras relaciones. Efectuamos depósitos y constituimos una reserva de la que podemos exigir reintegros cuando los necesitamos. Es una metáfora de la confianza incorporada de una relación. Si aumentamos los depósitos con bondad, honestidad, delicadeza y compromiso, constituimos una reserva emocional; pero si tenemos la costumbre de mostrarnos irrespetuosos, de exteriorizar reacciones desmesuradas, de exigir, de increpar, de comportarnos con arbitrariedad, de traicionar la confianza, de amenazar…nuestra cuenta bancaria quedará al descubierto. Las “cuentas” de las personas a las que más queremos requieren de depósitos constantes porque la construcción y la reparación de relaciones supone una inversión a largo plazo.
Necesitamos escuchar más, comprender más y realmente,  ser más claros,  ser más transparentes, prestar atención a los pequeños detalles, tenemos que resolver las pequeñas diferencias y no dejarlas crecer, parar los golpes , reflexionar, y dar mucho más,  muchísimo más, buscando formas creativas de hacerlo. Demostrar integridad personal, diciendo la verdad, adecuando nuestras palabras a lo que hacemos, disculpándonos sinceramente  cuando nos equivocamos. Las pequeñas tormentas y  las faltas de respeto suponen reintegros importantes en una relación. También romper un compromiso, incumplir una promesa  o no disculparse representan un reintegro importante. Las personas inseguras no pueden disculparse porque creen que se aprovecharán de su debilidad, se sienten justificadas en lo que han hecho y si llegan a disculparse, lo hacen rápida y superficialmente, olvidándose pronto de lo que hicieron mal. “Si vas a hacer una reverencia, que tu inclinación sea pronunciada”, dice un proverbio  oriental.  El arreglo rápido es un espejismo. Construir y reparar relaciones lleva tiempo.
No olvidemos que mirarnos a los ojos es esencial para conectar. “Sólo cuando dos personas se miran directamente a los ojos existe una base real de comunicación(Allan Pease). . También es esencial lo que dice nuestro rostro. “La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales” (Daniel Goleman).  Enviar mensajes  por WhatsApp, por sms, por e-mail… es una maravillosa oportunidad de relación pero no funciona siempre sin la experiencia de la relación directa y menos si nuestra cuenta está en números rojos.
El regalo de este post: el texto de introducción a “Te seguiré abrazando” de J. Porcupine

“…quiero que te enteres de que tienes toda mi atención. Que me importas. Nunca imaginé que al tomarte de la mano iba a sentirme astronauta, ni que en un beso tuyo podría volar, pero ya ves, aquí estoy, con supernovas en el estómago. Porque estoy va más allá de sentir mariposas.

Y no sé si és que me lo imagino o en realidad pasa, pero siento que vuelo cuando bailo contigo, y que sólo podría sentirme perdido si me sueltas la mano. En serio, no hay peor ciego que el que no te quiera ver. Y yo me siento el más afortunado del mundo cuando veo que tú me miras a mí.

Le daría la vuelta al mundo para abrazarte por la espalda, y al hacerlo, te contaría todo lo que ha sido de mí pensando en ti en el camino que tomé. Y te seguiría abrazando, y te diría que vales las vueltas al mundo que hagan falta para abrazarte por todos tus lados, y que no importa otra cosa que el momento en el que estoy contigo cuando me dedico a estar contigo de cualquier medio posible.

Te diría con la fuerza de mi corazón y con la delicadeza de un susurro en el oído que, pase lo que pase yo te voy a querer, a querer seguir abrazando. Te voy a seguir abrazando. Para que no te vayas te seguiré abrazando."


Todos los besos