Comprender: Encontrar justificados o naturales los actos
o sentimientos de otro (RAE)
“Comprender que hay otros puntos de vista es
el principio de la sabiduría” (Thomas
Campbell)
Crear un espacio
de complicidad en una relación es un tesoro. Un espacio que hemos de cultivar y
que nos sirve para recordarnos cuánto nos queremos, que nos permite disfrutar
de la experiencia de estar juntos, de compartir, de escucharnos más y mejor, de
percibir señales que nos hagan anticiparnos, un espacio que nos permita explicar
más lo que ocurre y por qué ocurre, siendo claros, transparentes y, sobre todo,
libres. También un espacio para resolver desacuerdos o conflictos.
Un conflicto es
una discusión que proviene de una reacción emocional. Podremos resolverlo si
somos capaces de hablar de nuestras emociones. Reacción no es respuesta,
responder supone controlar de forma consciente nuestro comportamiento y
reaccionar es una acción sin control. Cuando reaccionamos con agresividad, nuestra
actitud es defensiva porque nos sentimos atacados, ofendidos, menospreciados o
cualquier otro sentimiento. Detrás de esa agresividad puede haber inseguridad,
falta de valor para decir lo que queremos, ansiedad, inquietud, sentimiento de
culpa…Podemos estar en profundo desacuerdo sobre un tema, discrepar sobre él
pero hay una delgada línea roja que no debemos cruzar, la del juicio personal. Nuestros
juicios distorsionan la realidad y condicionan nuestras relaciones. Eduardo
Punset afirma que “estamos
predispuestos a prestar atención a la información que confirma nuestras
creencias y minimizar la información que refuta lo que queremos”. Escuchamos
no para comprender sino para dar respuesta. Nos olvidamos del impacto emocional
de nuestras palabras, de los reproches, de las salidas de tono, lo que decimos
en una explosión emocional dicho queda y es difícil olvidarlo.
Cuando hablamos
de emociones, hemos de escuchar para captar y reconocer los sentimientos de la
otra persona en toda su intensidad, ponernos en su lugar, comprender sus
miedos, sus emociones, sus motivaciones y, además, ser capaces de comunicarle
que la comprendemos, que somos capaces de ponernos no sólo en su piel sino en
su corazón.
Comprender… “Si de veras llegásemos a poder comprender,
ya no podríamos juzgar” (Andrés Matraux). Comprender no
contempla las interpretaciones, la crítica, los prejuicios, los juicios, las
afirmaciones de “lo que está bien” y “lo que está mal”. Comprender no significa
estar de acuerdo porque nuestra opinión está al margen. “En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el
tiempo necesario para comprenderla” (Ron Goldston). Cada persona está
luchando con sus propios problemas, no podremos resolverlos en su lugar pero si
intentar acercarnos con cariño. “Las
palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos son
realmente infinitos” Teresa de Calcuta.
El regalo de
este post: una herramienta para luchar contra las interpretaciones, contra los
malentendidos, la escalera de inferencia de Chris Argyris. Empecemos
por el peldaño inferior…de un hecho
que ocurre, hacemos nuestra
interpretación, es decir presuponemos lo que la otra persona ha querido
hacer o decir, después intentamos comprender
las causas para pasar al capítulo de las generalizaciones, que nos conducen a la decisión de actuar de una determinada manera. Si fuéramos capaces
de romper la escalera, de no escalar los peldaños, comprenderíamos mejor. Un
hecho no es interpretación. Si dudamos, preguntemos, evitemos generalizar.
El segundo regalo …una canción de una noche de desvelo…People help people, de Birdy,
es preciosa, no te la pierdas...
Si pudiéramos
mirar en el corazón del otro y entender los desafíos a los que se enfrenta a diario y sus desvelos,
nos trataríamos con más cariño, más paciencia, más tolerancia y más cuidado. “Lo que no supimos decir nos dolerá
eternamente y sólo el valor de un corazón abierto podrá librarnos de esta
congoja. Nuestros encuentros en la vida son un momento fugaz que debemos
aprovechar con la verdad de la palabra y la sutileza de los sentimientos (Susanna
Tamaro)…Consuelo, aliento, pasión, ternura, gratitud, esperanza,
complicidad, perdón, calidez, cuidado, mimo…la magia de ese instante en que dos
personas se encuentran y todo fluye con suavidad. Cómo no te voy a querer si con un hola me cambias el día.
Todos los besos