Quién sabe qué será y en qué lugar de la niebla



DESENLACE: La resolución de una historia

“El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto” (Charlie Chaplin)

El próximo 13 de diciembre es Santa Lucía, el día más corto del año…y el día de colgar el muérdago…creo que es una de las tradiciones más bonitas del Adviento. Quemar el muérdago que hemos tenido colgado sobre la puerta de entrada de casa todo el año y sustituirlo por el de éste. Ana nos lo regala siempre estos días (porque el muérdago tiene que ser regalado) y la tradición dice que trae suerte y salud para la casa y para la familia que vive en ella. Como toda tradición “con magia” que se precie, hay que pedir un deseo…y ¿por qué será?, ¿por qué, cuando pedimos un deseo, tantas veces, lo que estamos pidiendo es un desenlace?...desenlace…palabra bonita, sin duda…

Será porque todos guardamos algunas historias, historias que nos dejan un montón de recuerdos que protegemos con cariño, historias que generan sentimientos a los que no acabamos de acostumbrarnos, historias llenas de momentos mágicos y otras repletas de preocupaciones por lo que se nos escapa entre los dedos. Historias que no pueden explicarse e historias que requieren  no dar explicaciones. Historias en las que pensamos miles de veces y a las que damos mil vueltas e historias en las que nos piensan. Historias que esperamos con impaciencia porque hacen que el tiempo pase sin saber en qué día vivimos e historias pacientes, que nos calman y nos serenan, que nos llenan de paz… historias que nos han hecho conocernos cada día un poquito más, que nos han hecho andar y desandar…historias que nos hacen entregarnos al mejor amor del que somos capaces…historias que terminamos e historias que se quedan sin final…

Y de eso se trata, de aprender a confiar en los desenlaces, a saber qué lo que tiene que ser, será. A veces, parece que no podemos esperar a que las cosas sucedan, necesitamos intervenir, acelerar todo, lo queremos todo al mismo tiempo cuando es necesario darle a las cosas el tiempo que necesitan, con calma, con tranquilidad, confiando en que el resultado final será el mejor. Es esa confianza, la certeza en el desenlace lo que nos hace abandonar la impaciencia, lo que nos da la fuerza para arriesgar, para hacer, para avanzar, para desear, para insistir, para valorar lo que nos ha costado llegar hasta ahí y seguir luchando por lo que creemos, por lo que somos.

El regalo de este post es un texto que leí ayer, la respuesta del Dalai Lama cuando le preguntaron qué iba a ocurrir con la parte dominada del territorio tibetano…realmente fue una señal (serendipia), no podría haber un texto más apropiado:  

“Ellos saben que están haciendo algo que no es correcto. Tarde o temprano se darán cuenta de que esa tierra no es propia y la devolverán a su pueblo. Sabemos que eso puede tardar mil años, pero no tenemos prisa. Nos tranquiliza saber que ha de suceder…”.

Dejar que la vida nos sorprenda, CONFIAR…porque tal vez lo importante no sea el final feliz, sino la historia “Ama la trama más que el desenlace” Jorge Drexler…o porque tal vez no sea el final “Al final todo saldrá bien y, si no sale bien es que no es el final”…CONFIAR siempre  “ Quién sabe qué será y en qué lugar de la niebla” (Angel González)


Todos los besos