Si te adentras en el camino inexplorado, al final aparecerán infinitos secretos



Bushido: El camino del guerrero
“Cualquier cosa que se desee con sinceridad tiene la posibilidad de manifestarse.  Independientemente de lo feroz que sea el enemigo,  independientemente de la belleza inalcanzable de esa mujer,  e incluso de lo protegido que se guarde un tesoro,  siempre hay una vía para el buscador sincero.  La ayuda invisible de los dioses guardianes del Cielo y de la Tierra garantizarán su cumplimiento (Dögen Zenji)

La semana pasada volví a utilizar, en uno de los cursos, escenas de una película bonita, El último samurái y, aunque sin duda,  mi escena preferida sigue siendo esa en la que ella le desviste y le pone la armadura de samurái, hay otras secuencias que recogen pequeñas grandes enseñanzas.

Bushido se traduce como “el camino del guerrero”. El bushido es un código ético, estricto y particular, al que muchos samuráis entregaban sus vidas, un código que exigía lealtad y honor hasta la muerte. El Bushido descansa sobre la sabiduría, la bondad y el valor  y sus siete virtudes son la honradez y la justicia,  el coraje, la compasión, el respeto, la honestidad y la sinceridad absoluta, el honor y la lealtad.

Al fin y al cabo, un samurái es “el que sirve”.  Su camino es un camino valiente, sin temor a la adversidad, sin otros miedos, sin desidia, sin excusas.  Un camino comprometido, al servicio de los demás, un camino en el que todo lo que hace deja huella y la deja con orgullo, dónde no es necesario demostrar la fuerza, dónde hablar y hacer es lo mismo. Un samurái se siente responsable de haber hecho o dicho algo y de todas las consecuencias que se deriven de ello. Un samurái se prepara continuamente, sabe que tiene que seguir mejorando. Es compasivo y sabe calmar su mente para discernir que piensa en realidad. Un samurái siente en la profundidad de su corazón intensamente, apasionadamente. Está por encima de las circunstancias,  guardando el equilibrio de su espíritu. Sus maneras no son fingidas, no imposta sus actitudes, es sincero, natural, verdadero, sin hipocresías. Su lealtad es incondicional, su honor es el respeto que se tiene a sí mismo, el que provoca su integridad de carácter…al fin y al cabo, el honor es una forma de ser, un forma de vivir.

Cuántas veces esas palabras… amor, deseo, sinceridad, equilibrio, perseverancia, honor, respeto, bondad,..pierden significado…En nuestras batallas, en esas en las que participamos cada día… ¿Qué ocurriría si fuéramos realmente honestos en nuestras relaciones con los demás, si nos comprometiésemos de verdad, si empuñásemos con coraje nuestros principios...si luchásemos con una visión clara teniendo siempre presente el dar servicio...¿qué ocurriría si viviésemos una vida plena?¿Probamos? ¿Te atreves a reconocer la vida en cada instante?...

El regalo de este post es una escena de esta película…disfrutadla:
"Has visto muchas cosas y no temes la muerte, pero algunas veces la deseas, ¿no es cierto? Eso les pasa a los hombres que han visto lo que hemos visto. Y luego, vengo a este lugar de mis antepasados y hago memoria. Como las flores, vamos muriendo. Reconocer la vida en cada sorbo de aire. En cada taza de té. En cada muerte que causamos. Ese es el camino del guerrero."


Llena de belleza ¿verdad?...El viajero percibe la deliciosa sensación de una dulzura muy lejana, no sabe de dónde viene y parándose desnuda la frente y recibe la bendición de la brisa”.
“Si os adentráis en el camino inexplorado, al final aparecerán infinitos secretos” (Yamamoto Tsunetomo).
Todos los besos