Cuando hasta el silencio es cómodo. Ahí nace el amor

¿De qué color es el silencio?
 “El silencio es infinito como el movimiento, no tiene límites. Para mí, los límites, los pone la palabra” (Marcel Marceau)

Dime, ¿de qué color es el silencio?. El silencio tiene su lenguaje, el silencio cambia de color. La percepción de  color en cada uno de nuestros silencios tiene un valor emocional específico, que va desde la quietud  hasta el miedo.

Hay un silencio necesario para procesar la vida, un silencio que libera, que acompaña, que invita, que provoca, que clarifica, que evoca. Creo que ese silencio fértil del que surgen cosas nuevas es verde. Es el silencio del antes y del después de una idea, el silencio “musical” que acompaña a una actividad que requiere nuestra atención. Azul es el silencio que nos aquieta, el que nos da paz y armonía; el silencio que encontramos en la escucha pausada del murmullo del mundo, del cielo, del agua, el de la noche...un silencio azul que resuena como nostalgia, como tranquilidad, frescura, confianza, como profundidad. El silencio que guarda mis secretos es morado, creo que ese es el color que expresa el misterio con mayor fuerza.

El silencio ruidoso (fuerte y sin palabras) del resentimiento, los silencios intranquilos (quizá hasta un poco culpables) que saben con certeza que no estuvo bien, el silencio tonto de la apatía y el silencio desconcertado son de color gris. Grises son también, para mí, los silencios impuestos cuando nos mandan callar, el de la respuesta que no llega, el de las palabras que nunca escucharemos, los silencios que hieren y se acompañan de una mirada dura o de un gesto cruel. El silencio negro es la nada, el silencio sin futuro y sin esperanza, la ausencia.

A veces, el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo. Creo que el silencio vivo de la pasión, de la abundancia, de la fuerza, de la vitalidad, del calor, es naranja. Así son los silencios emocionantes cuando te veo llegar, los de los tequiero, te entiendo, te necesito, te respeto que nos dijeron y que nos dijimos.

Mis silencios preferidos son esos sugerentes silencios blancos que, muy lejos de ser absolutos, invitan a abrirse a mil posibilidades, a rozar la plenitud, a sentir la impresión luminosa de lo infinito. También me encantan los silencios ocres, los silencios cálidos, los que acogen, el silencio cuando siento que todo irá bien, cuando intuyo tormenta pero he decidido arriesgarme, el silencio "que se hace" cuando te miro y devuelves la mirada sonriendo. Esos silencios hermosos tan cómodos que se producen cuando no necesitamos hablar para entendernos.

El regalo de este post es un fragmento del  poema de Pablo Neruda,  Me gusta cuando callas:
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Shss...dime...¿de qué color son tus silencios?. “Cuando hasta el silencio es cómodo. Ahí nace el amor” (Luis Ramiro)

Todos los besos