Heridas
“Quién sabe de dolor, todo lo sabe” (Talmud)
Tienes razón,
mis ojos están tristes. Sí, tengo una herida muy profunda…Me siento devastada porque no
tiene sentido. Todo ha cambiado y ya no volverá a ser igual. Creo que
este dolor me convertirá en alguien distinto y que no podré ser cómo era. Cierro
los ojos e intento recordar todas las cosas bonitas, nuestros preciosos momentos… intento retenerlos
con mis manos, aunque sea un instante. Abro mi corazón y me dejo llevar, sé que no
puedo resistirme e intento “colocar” esto en mi vida y que mis ojos se
acostumbren a la oscuridad.
Ahora ya sé que,
en este caso, pensar no sirve de nada. Nada de todo esto está en mis manos. Se
ha decidido en otra parte.
Solo me queda atravesar
este dolor esperando aprender algo de él, aun sabiendo que todo lo que haya
aprendido no me servirá de nada la próxima vez que algo llegue así de repente.
Estoy triste, por lo que está pasando, también por lo que podría pasar…por más que
escondamos los recuerdos, jamás podremos cambiar lo que ya ha ocurrido.
El regalo de este post es un trocito precioso de una novela
de Haruki
Murakami:
“En
este mundo existe un tipo de tristeza que no te permite verter lágrimas. Es una
de esas cosas que no puedes explicar a nadie. Y esa tristeza, sin cambiar de
forma, va acumulándose en silencio en tu corazón como la nieve durante una
noche sin viento”".
Tienes razón, mis ojos están tristes. Sí, tengo una herida
muy profunda… “La
tristeza siempre va del corazón a los ojos” (Marwan)
Todos los besos