Si me caí fue porque estaba caminando, y caminar vale la pena aunque te caigas

CAMINO...KUMANO KODO
"Parece como si una caminata a paso vivo nos purgara, más que ninguna otra cosa, de toda mezquindad y orgullo" (Stevenson)
 
Gloria acaba de regresar de Japón, un viaje fascinante lleno de curiosidades y de belleza. De todo lo que me ha contado, me quedo con el descubrimiento del Kumano Kodo, una peregrinación casi onírica por la península de Kii entre plantaciones de té, montañas ocultas en la niebla, que te invita a perderte en los bosques de cedros, de ginkgos y de bambúes. Aunque los separan 10.755 km, está hermanado con nuestro camino de Santiago...así que el símbolo de madera de cedro del Kumano que me has regalado ya está colgado en mi mochila de caminante, junto a mi vieira, listo para iniciar una nueva aventura.
Me encanta caminar, siempre lo he vivido como un acto de rebeldía en un mundo que exige hacer todo rápido. Cuando camino, todo lo que me preocupa queda en suspenso y me permite evadirme durante unas horas, durante unos días. Caminar es una travesía que me abre al mundo; para mí, también es una forma de entender(me), de reencontrar(me), de reposar lo que siento y tratar de colocar mis emociones en los estantes adecuados. Caminar me cura y restañe mis heridas, es una forma de nostalgia porque cuando camino, mi corazón también se activa y recuerda, ama, sonríe, solloza, comprende y se desconcierta.
Da igual si camino por el campo o por un bosque, si camino en la ciudad, si camino sola o acompañada (muchas veces pienso en la cantidad de personas que han pasado antes por ese lugar a lo largo de los años)...lo hago como lo haga, siempre camino dispuesta al descubrimiento, atenta a lo que me regala el momento,  a disfrutar de mis ritmos, de mi experiencia e, incluso a veces, de la música...da igual lo que lleve en la mochila.
"Si me caí fue porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas" (Eduardo Galeano)
Todos los besos